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  1. La vencedora de los Tiranos

 

 

El General Ribas pertenecía a un hogar profundamente cristiano. Dos de sus hermanos eran sacerdotes y dos de sus hermanas, monjas.  Él mismo, a los diez años de edad,  había solicitado ingreso a la Orden Tercera de San Francisco. Los rigores de la guerra no habían mellado su fe. Ya en una oportunidad durante la Campaña Admirable, luego de la batalla de “Los Horcones”, se dirigió a Barquisimeto a colocar su espada a los pies de Nuestra Señora de La Paz, en Acción de Gracias por el triunfo obtenido. Según la tradición, durante la Batalla de La Victoria, a las cuatro de la tarde, presintiendo la derrota, entró en la Iglesia, se postró frente a la imagen de la Virgen Inmaculada Concepción y le rogó que salvara la tropa. La oración del valiente guerrero fue interrumpida por el grito de un soldado quien desde el techo del templo (no estaba construido aún el campanario)  le anunciaba que por el camino de San Matheo venia una polvareda. Era el refuerzo que llegaba al mando de Vicente Campoelías, español patriota cuya sola presencia es demostrativa de que nuestra guerra magna no fue entre venezolanos y españoles sino entre patriotas y realistas. Eran dos escuadrones de caballería a las órdenes de Manuel Cedeño y los hermanos Juan y Francisco Padrón y 220 infantes comandados por el Teniente Coronel José María Ortega y por el Capitán Antonio Ricaurte, quien el mes siguiente entraría en la inmortalidad precedido por el estruendo de mil cañones.

 

Cuando el Cabildo de Caracas acuerde rendirle honores,  Ribas dirá:

 

“La sangre de los ilustres caraqueños derramada en La Victoria y la protección visible de María Santísima de la Concepción fueron los que salvaron la Patria en aquel memorable día; (...) espero de la Municipalidad marque este día para bendecir a la madre de Dios con el título de la Concepción, jurándole una fiesta solemne anual en la Santa Iglesia Metropolitana, a que deben asistir todas las corporaciones y exhortando a las demás ciudades y Villas para que en gratitud ejecuten lo mismo”.

 

La voluntad del héroe ha sido respetada desde entonces. Apenas a 18 días de la batalla se celebra el primer Te Deum en la Catedral de Caracas. Asisten todos los miembros del gobierno presentes en la capital.  

 

 

 

En un Cabildo extraordinario, en premio por los triunfos obtenidos por Ribas  decidieron ceñirle “Un Sable y una Banda Tricolor” a semejanza del Pabellón Nacional,  con un Escudo de la Inmaculada Concepción, para que bajo su protección sostuviese la Religión Católica y La República.

 

La Virgen Inmaculada Concepción fue traída a la ciudad en el Siglo XVIII por una Cofradía que el 8 de diciembre de 1736 fundaron Don Francisco José Rodríguez de Freitas, Don Basilio de Thovar y Don Gonzalo Quintana, en cumplimiento de una dotación que para ello mandó a erigir Doña Paula Loreto de Silva, la hija de Francisco de Loreto.

 

A finales del siglo pasado fue prestada a la Parroquia de La Candelaria, erigida por los canarios en la Otra Banda del río Calanche a finales del siglo XVIII y desde entonces es venerada en esa iglesia.

 

Muchos intentos se hicieron para regresar la sagrada imagen a su parroquia original pero todos resultaron inútiles; desde entonces recibe la veneración del pueblo de La Otra Banda y  es “prestada”  a la Iglesia Matriz para las solemnidades del 12 de febrero.  Esto ha hecho creer a muchos que fuera  la Iglesia de La Candelaria el escenario del ruego de Ribas, lo cual es inexacto.

 

En 1954 con motivo del centenario del dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen, el Arzobispo Coadjutor de Caracas, Monseñor Rafael Arias Blanco dicta a su Secretario Feliciano González Ascanio (Segundo Obispo de Maracay) una Carta Pastoral en  cuyo texto anota: “Tráigase de La Victoria, a  LA VIRGEN VENCEDORA...” Es este recordado pastor quien le da su nombre guerrero. En 1984 el Director de la Academia Militar de Venezuela, General Carlos Julio Peñaloza Zambrano solicita permiso a Su Eminencia el Cardenal José Alí Lebrún Moratinos Arzobispo de Caracas, para designar a nuestra virgen “Patrona de la Academia Militar de Venezuela”. El 14 de febrero de 1986 en solemne ceremonia celebrada en el Patio de Honor de nuestra Alma Mater Militar La Virgen Vencedora fue entronizada como madre de los futuros oficiales,  quienes pusieron vidas y espadas bajo su protección como lo estuvieron ayer las de quienes defendieron La Victoria.

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